El escualano se ha convertido en un pilar fundamental del cuidado moderno de la piel gracias a su compatibilidad única con la fisiología humana. Es la forma totalmente hidrogenada y estable del escualeno, un lípido producido naturalmente por las glándulas sebáceas y presente en el aceite de oliva, el salvado de arroz y otras fuentes vegetales. Esta transformación del escualeno en escualano elimina los dobles enlaces, lo que evita la oxidación y garantiza una estabilidad de almacenamiento excepcional.
La investigación dermatológica confirma que el escualano mejora la hidratación de la piel y la recuperación de la barrera sin irritación ni congestión de los poros (Huang et al., 2009; Cosmetic Ingredient Review, 2019). Debido a que su estructura se parece mucho a la del sebo natural, se integra en el estrato córneo, lo que ayuda a restablecer la organización de los lípidos y reduce la pérdida transepidérmica de agua (TEWL).
El escualano actúa simultáneamente como un agente emoliente, oclusivo y de soporte de la barrera cutánea. Los estudios ex vivo demuestran que las formulaciones que contienen escualano aumentan significativamente la hidratación y la suavidad epidérmica en comparación con los emolientes estándar (Oliveira et al., 2022). Su película microoclusiva permite retener la humedad sin dejar sensación de pesadez, lo que explica su uso tanto en el cuidado dermatológico como en el cuidado de la piel de lujo.
Igualmente importante es su biocompatibilidad. Los hallazgos clínicos muestran que el escualano no es comedogénico y es hipoalergénico, incluso para pieles sensibles o propensas al acné. Presenta efectos antiinflamatorios leves que reducen el eritema y la irritación (Wolosik et al., 2025). Esta rara combinación de textura ligera y tolerancia universal sitúa al escualano entre los emolientes más seguros y eficaces de la dermatología.
Si bien no está clasificado como una molécula antienvejecimiento farmacológicamente activa, el escualano contribuye indirectamente a la renovación de la piel. Al reforzar la barrera y mantener la hidratación, fomenta un entorno óptimo para la diferenciación de los queratinocitos y la síntesis de colágeno. Su leve capacidad antioxidante le permite neutralizar las especies reactivas del oxígeno (ROS) y proteger los lípidos y las proteínas estructurales del estrés oxidativo (Kim et al., 2012).
En los sistemas de administración tópica, el escualano mejora tanto la penetración como la estabilidad de activos como los retinoides y los tocoferoles, y actúa como fase portadora biocompatible en emulsiones complejas y formulaciones anhidras.
Históricamente, el escualeno, el precursor del escualano, se extraía del aceite de hígado de tiburón de aguas profundas, donde representaba hasta el 80 por ciento de la masa hepática. Este abastecimiento insostenible alguna vez llevó a la explotación de varias especies de tiburones, y se capturaron millones de ellas cada año (Bloom Association, 2018).
Los avances en la química verde y la biotecnología cambiaron el paradigma. Hoy en día, la mayoría del escualano comercial se obtiene de fuentes biofermentadas o derivadas de plantas, como el orujo de oliva, el salvado de arroz, el germen de trigo y la caña de azúcar. La ruta del olivo, en particular, encarna un modelo de economía circular, que valoriza los subproductos del aceite de oliva que, de otro modo, se convertirían en residuos (Huang et al., 2009).
Más recientemente, la biosíntesis microbiana con especies de Saccharomyces cerevisiae y Thraustochytrium se ha convertido en una alternativa escalable y de bajo impacto. Este enfoque permite una producción neutra en carbono a partir de materias primas renovables (Shalu et al., 2024). Estas innovaciones prácticamente han eliminado el escualano derivado de tiburones de las cadenas de suministro responsables, marcando un hito en la sostenibilidad de los ingredientes.
El escualano cosmético de alta calidad se caracteriza por una pureza de ≥ 92%, verificada mediante cromatografía de gases o HPLC. La pureza determina la estabilidad oxidativa, el color y el perfil olfativo, factores clave para la calidad y el rendimiento sensoriales.
La trazabilidad ahora define las mejores prácticas en materias primas cosméticas. Los laboratorios analíticos emplean la toma de huellas dactilares isotópicas para confirmar el origen botánico frente al origen marino (CIR, 2019). Los productores certificados siguen los marcos COSMOS, ISO 16128 e IFRA para garantizar el origen natural, el abastecimiento ético y el cumplimiento ambiental. La documentación transparente garantiza que cada lote pueda rastrearse desde su fuente agrícola o de fermentación, pasando por la hidrogenación y la destilación, hasta el control de calidad final.
La trayectoria del escualano, del océano al huerto, de la extracción a la regeneración, ilustra cómo la ciencia moderna de la formulación puede conciliar el rendimiento con la responsabilidad. El escualano, biológicamente compatible, extraordinariamente estable y ahora de origen sostenible, ejemplifica la nueva generación de ingredientes de rendimiento limpio: moléculas que ofrecen una eficacia mensurable y, al mismo tiempo, se alinean con los valores éticos y ambientales.
Su evolución refleja la esencia de la innovación en Naturol: transformar la inteligencia natural en soluciones que aportan rendimiento duradero y equilibrio.
